Aparentemente, sí. A simple vista, podemos comprobar esta tendencia al realizar una visita al centro de nuestras ciudades. Según el reporte del Sistema de Información de Camacol - Coordenada Urbana, en 2022 se vendieron 234,592 viviendas nuevas, marcando el segundo nivel más alto en la historia reciente del mercado inmobiliario en Colombia, con un aumento del 28% respecto al promedio de los últimos años. Se estima que la construcción de edificaciones crecerá un 9.8% en el país en 2023, señalando una dirección clara hacia la densificación urbana.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible indica que más de la mitad de la población mundial reside actualmente en zonas urbanas, y se prevé que esta cifra alcance el 70% en 2050. Anticipándose a recibir una población de aproximadamente 2000 millones de habitantes en los próximos 30 años, tanto planificadores urbanos como instituciones involucradas en la gestión de las ciudades, promueven prácticas de desarrollo urbano inclusivo, priorizando el acceso a servicios básicos, viviendas asequibles, transporte eficiente y espacios verdes para todos. La densificación se presenta como una solución para controlar los problemas de expansión urbana y solidificación de suelos, fomentando ciudades resilientes y sostenibles.
Las imágenes asociadas a este artículo hacen parte de la biblioteca de Wix, para ilustrar los textos. Las opiniones aquí expuestas son de mi autoría y no están relacionadas con la opinión de la plataforma.
En Colombia, actualmente se pueden destacar tres tipologías de densificación. La primera, y más innovadora, es la vivienda de usos mixtos, que integra zonas comunes con espacios de trabajo, entretenimiento o comercio en una misma edificación, reduciendo así la necesidad de desplazamientos en las ciudades. Estas estructuras suelen incluir terrazas verdes para mitigar las emisiones de CO2. Otra modalidad es la de conjuntos de torres residenciales, comúnmente conocidos como proyectos VIS, con sus respectivas zonas comunes.
En la misma línea, observamos la densificación de barrios tradicionales, donde se demuelen antiguas viviendas para dar paso a edificaciones de hasta 6 niveles o más, una tendencia en constante crecimiento. Esto nos permite resaltar que Colombia se está equipando para recibir los 8.6 millones de habitantes proyectados para desplazarse a los grandes ejes y subregiones adicionales para el 2050, según lo publicado por el documento Misión del Sistema de Ciudades por la DNP en el año 2014. Se estima igualmente que, de ese total, 3.3 millones de personas se desplazarán hacia la aglomeración Bogotá, según el documento Hechos Notables de la Aglomeración de Bogotá en el año 2018.
No obstante, al considerar estas estadísticas, surge la pregunta crucial sobre la sostenibilidad e inclusividad del modelo de ciudades proyectado para 2050. Dados los actuales indicadores de población, inflación, seguridad y movilidad en nuestras ciudades, considero importante reflexionar sobre la eficacia de las medidas proyectadas, abriendo las siguientes preguntas de reflexión: ¿Son suficientes las estrategias actuales propuestas? ¿Por qué persiste la tendencia a centralizar y densificar, incluso cuando las metrópolis ya muestran signos de colapso? ¿No sería más viable rehabilitar, descentralizar y reacondicionar lo existente, adoptando enfoques de economía circular y reciclaje? ¿Es verdaderamente sostenible este modelo densificado?
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